Corría el año 1935. La Gran Depresión acontecida en 1929 hundió a millones de personas en todo el mundo en la miseria. También en Estados Unidos, donde justamente comenzó el apocalipsis financiero. El presidente Roosevelt había lanzado el New Deal y, con él, puesto en marcha una serie de programas innovadores. Entre ellos está el Pack Horse Library Project, en Kentucky. ¿En qué consistió? Bibliotecarias a caballo, con las alforjas llenas de libros, recorrieron durante años las montañas Apalaches para llevar lectura a los habitantes más pobres. Son las mujeres de los libros (book women). Si no conocías esta historia, testimonio de que hay libros que salvan vidas, a continuación te la contamos.
A través de los Apalaches
Se calcula que en la cordillera de los Apalaches, al este de Kentucky, donde las mujeres de los libros hicieron su labor, el 40% de la población estaba desempleada en los años 30. Las minas de carbón habían cerrado, dejando a miles de familias en la misería. No había carreteras y muchos hogares carecían de electricidad. El analfabetismo aún era común entre la población más marginada y que vivía aislada o en pequeños núcleos rurales. Mientras en el resto del país había un promedio de diez libros por persona, en esta región solo se llegaba a uno. ¿Cómo acercar la cultura y el progreso a toda esta gente que vivía aislada en las montañas? Solo había una manera. A lomos de caballos con las alforjas repletas de libros.
Más de mil mujeres
Se dice que más de mil mujeres participaron en este proyecto. A cambio, recibían un pequeño sueldo de 28 dólares. Pero los peligros, las inclemencias y la dureza del empleo eran enormes. Cruzaban caudalosos arroyos, subían escarpadas laderas y, en ocasiones, ante la imposibilidad de seguir a caballo, recorrían parte del trayecto caminando. Llevaron libros a 50.000 familias y atendieron 155 escuelas públicas. Fue una labor titánica, apoyada en la retaguardia por un grupo de personas voluntarias persuadidas de la importancia de su labor.
La encomiable labor en la retaguardia
Cuando se corrió la noticia de que este proyecto se llevaría a cabo, no faltaron personas que donaron bibliotecas familiares o que quisieron compartir algún libro de su casa con los menos favorecidos. Muchos de esos libros, ya usados, estaban en condiciones lamentables. Pero entonces, otras personas de la zona, persuadidas del valor de la lectura y que querían colaborar de algún modo con un proyecto tan ambicioso, se dieron a la tarea de darles un segundo uso a los libros. Recortaban imágenes de estos libros y los pegaban en carpetas. De este modo hacían llegar información valiosa a los habitantes de las montañas, como consejos de salud o recetas de cocina.
Los libros más populares
Robinson Crusoe se convirtió en el libro más pretendido en la región. Aunque como autor, nadie superó en popularidad a Mark Twain. Cuando las mujeres de los libros se encontraban con un grupo de población más conservadora, reacio a leer libros o revistas, las mujeres leían la Biblia como una manera de vencer la inicial resistencia. En ocasiones, las book women se encontraban con comunidades donde nadie podía leer. Entonces se demoraban y leían ellas mismas unos pasajes. De este modo, sentían que afianzaban la dignidad y la autoestima de esta población empobrecida.
Libros que salvan vidas
Un usuario de los Apalaches llegó a decirlo en cierta ocasión y su testimonio quedó para la historia: “Los libros que llegaron a las montañas nos han salvado la vida”. Suena un poco exagerado, pero nada mejor que un libro para combatir la soledad y ensanchar las expectativas vitales. En 2022, como en el tiempo de las bibliotecarias a caballo, pequeñas bibliotecas fijas o itinerantes en todo el mundo siguen alumbrando la esperanza de quienes han nacido en el seno de familias desprovistas de lo esencial. Desde Escribir Bien y Claro seguimos apoyando en lo que podemos a bibliotecas tan humildes como necesarias. En no pocas ocasiones, un libro es el inicio de una gran historia. Todavía hoy, hay libros que salvan vidas.