Hoy 23 de abril se celebra el día del idioma español. Como bien sabes, esta fecha fue escogida por ser la del día en que, en 1613, fue enterrado Miguel de Cervantes, el escritor más importante en lengua castellana y precursor de lo que conocemos como novela moderna. La caprichosa historia quiso que en esta misma fecha falleciera otro de los grandes. En este caso al otro lado del atlántico. El inca Garcilaso, símbolo del mestizaje, puso en marcha la literatura peruana y, podríamos decir, latinoamericana en general. Recordaremos en esta entrada la gran influencia que la obra de Cervantes tuvo en todo el continente americano, tanto en el aspecto lingüístico como en el ámbito cultural en su conjunto.
El Quijote viaja a América
Publicado en 1605, pronto algunos ejemplares de El Quijote viajaron a América y llegaron especialmente a sus dos centros de poder más relevantes: México y Perú. Es por ello por lo que, aún a día de hoy, nos encontramos con palabras que, habiendo caído en desuso en España, son de circulación común en los países americanos.
Alonso Quijano y Sancho Panza “platican”, se sirven de un “bordón” cuando precisan apoyarse y usan la palabra “bizarro” para decir que algo ha llamado su atención o curiosidad. Son palabras estas, entre otros cientos de vocablos que arraigaron en América, que son de curso común para pobladores del medio rural de Centroamérica y Sudamérica. Con razón dijo asombrado en cierta ocasión el director de la Academia de la Lengua Española, Victor García de la Concha, que los campesinos hondureños hablaban como académicos.
Otra realidad es posible
No hay duda de que El Quijote alumbró la literatura española que vendría después de la muerte de Cervantes. Pero en diferentes periodos de la historia, mientras que en España predominaba el realismo, el la América de habla hispana se “cocinaba” un estilo literario de una mayor riqueza léxica y expresiva que terminaría por alimentar también a la antigua metrópoli. Con la llegada de Rubén Darío a España, empezó a florecer en este país el modernismo y las vanguardias literarias. Nadie como los personajes de García Márquez se han acercado a las “locuras” del manchego y a su forma de interpretar una realidad poliédrica donde las apariencias y la realidad se confunden a menudo.
Colón y Cervantes
Bien decía Carlos Fuentes, el gran novelista mexicano, que Colón y Cervantes se parecían en una cosa. El primero murió sin saber que había descubierto un nuevo continente. Cervantes salió de este mundo sin advertir que había instaurado un nuevo género, la novela moderna. Ambos viajaron de una a otra orilla del Atlántico y, metafóricamente, lo siguen haciendo tantos siglos después. Eso es, en parte, lo que un día como hoy celebramos en todo el mundo de habla hispana: un idioma común que, aún con un caudal léxico muy inferior al de El Quijote, sigue siendo canal de comunicación para un número creciente de seres humanos.