Nicaragua parece abocarse paso a paso al abismo, de la mano de la pareja presidencial que rige su destino: Ortega/Murillo. El mes de febrero ha sido especialmente negro para la libertad y las letras en el país centroamericano. Dos grandes escritores nicaragüenses han sido despojados de su nacionalidad por el gobierno dictatorial de su país. Por si esto fuera poco, un hermoso proyecto que durante décadas ha llevado lectura a los más desamparados acaba de ser clausurado por las autoridades. ¿Qué tipo de gobierno es el que impide que los niños lean cuentos? Qué pena. Como en el verso de Gioconda nos preguntamos: ¿Qué sos, Nicaragua, ¿para dolerme tanto?
Dos escritores de prestigio entre los despojados de nacionalidad
Uno de ellos es el premio Cervantes Sergio Ramírez. La otra, la poetisa Gioconda Belli. Ambos participaron activamente en la revolución del 1979 que preñó de esperanza Centroamérica. Hoy, cuando el sueño se ha convertido en pesadilla, Nicaragua es una herida abierta. En su última novela, Tongolete no sabía bailar, Sergio Ramírez utiliza el recurso de la novela policial para reflejar lo ocurrido en 2018 en su Nicaragua natal. Ese año, la deriva autoritaria de la pareja presidencial Ortega / Murillo acabo por consolidarse, con consecuencias trágicas: 355 muertos en las calles y más de 100.000 exiliados.
Sergio Ramírez tuvo que autoexiliarse en Madrid para evitar sufrir el destino de otros que, como la excomandante Dora Tellez, han sufrido prisión y torturas por su oposición a quienes ostentan el poder.
Libros para Niños: ¿se acabó el cuento?
Desde hace 30 años, Libros para Niños era una de las iniciativas culturales más hermosas de Centroamérica. Una organización que durante tres décadas ha llevado libros a lugares sin agua ni electricidad. Un esfuerzo por democratizar la palabra que este 15 de febrero fue cancelado en Nicaragua. ¿Razones? Aparentemente, la organización no reportó sus informes financieros a tiempo. Es una más de las 3000 organizaciones no gubernamentales cerradas en este país desde 2018. Todo aquello que escapa al control del gobierno es cercenado. Es cierto que el panorama resulta desolador, pero, como afirma Sergio Ramírez, un régimen asentado sobre la fuerza bruta y la represión no tiene futuro. El cuento no ha acabado. Duele Nicaragua. Pero los niños volverán a leer libros y la literatura volverá a florecer en la tierra que vio nacer a Rubén Darío.