Como cada mes de diciembre, el diccionario de la Real Academia Española se ha renovado con palabras nuevas. Son palabras que provienen de los más dispares lugares pero que coinciden en el interés que despiertan entre los académicos por ser muy usadas. En consecuencia, tras muchas deliberaciones, se decide que 280 palabras se merecen ser incorporadas oficialmente a nuestra lengua. Otras más de 3000, que ya existían, se verán modificadas. Vamos a detenernos en cinco de ellas.
La herencia de Javier Marías
No es que el autor fallecido este año haya inventado ninguna palabra. No nos confundamos. Pero ocurre que él propuso, antes de morir, la incorporación de algunas. Una de ellas es la palabra “sobrevenido”. Alguien sobrevenido es alguien que es impostor o artificial.
El gran Pichichi
La palabra “pichichi” ya estaba en el diccionario. Y cualquier aficionado al futbol sabe que esta es la manera como se le dice en España al máximo goleador de una competición. Pero faltaba una puntualización importante, especialmente para los hinchas del Athletic de Bilbao. Pichichi fue su primer goleador o, al menos, el primero en marcar un gol en el mítico estadio de San Mamés.
Los aportes de América Latina
Varios son los aportes de países latinoamericanos al diccionario este año. Algunas son palabras que ya hace años son muy comunes en algunos de nuestros países. Por ejemplo, en aquellos donde la afición al beisbol es muy importante (Venezuela, Cuba o Nicaragua), todo el mundo sabe lo que es un “pelotero”.
Otra vuelta de tuerca al combate contra el machismo
El machismo, entendido como esa forma de pensar tan arraigada en nuestra sociedad que considera que el hombre tiene más derechos que la mujer, es una lacra social de la que poco a poco nos vamos desprendiendo. Por eso es tan importante llamar las cosas por su nombre. Y, en ese sentido, conviene incorporar palabras nuevas que dan cuenta de realidades que a menudo se nos pasan desapercibidas y que, sutilmente, evidencian un mundo donde los hombres tienen el poder. Es el caso de los “micromachismos”. Ejemplos de micromachismos son entregarle siempre la cuenta en un restaurante al varón o decirle a un chico que “llorar es de niñas”.
Novelistas eternos
Se puede decir que escritores como Cortázar o García Márquez ya habían alcanzado la inmortalidad, pero ahora, además, habrá adjetivos para definir específicamente su forma de describir el mundo. De manera que, según las nuevas incorporaciones al diccionario, hay cosas que merecen el adjetivo de “garciamarquiano” o “cortazariano”. También se puede adjetivar así a los seguidores de sus obras.