Ya se sabe que todas las generalizaciones son peligrosas. Más si se pretende encorsetar en un formato algo tan libre como la imaginación literaria. Pero dicho esto, seguramente todos los que hemos leído novelas en los últimos 50 años, sabemos a qué nos referimos cuando hablamos de realismo mágico. Fue ese estilo singular que pusieron de moda los autores latinoamericanos de la segunda mitad del siglo XX. Aquello que se dio en llamar el Boom y que tuvo su eclosión en Barcelona, donde los principales autores latinoamericanos vivieron y prosperaron. Y seguramente, si hablamos de realismo mágico, pensamos inmediatamente en el autor colombiano más popular de todos los tiempos: Gabriel García Márquez.
Las mejores novelas de realismo mágico
Antes de Cien años de soledad, Juan Rulfo había escrito Pedro Páramo, un relato donde muertos y vivos conviven con naturalidad. Y luego vino, por ejemplo, La casa de los espíritus, de Isabel Allende, de la cual se hizo una película que no estaba mal. Incluso, más recientemente, Laura Esquivel escribió Cómo agua para chocolate. Todas estas obras parecen querer estirar la realidad para que quepan en ella muchas más cosas que las que podemos tocar y comprobar con los cinco sentidos.
Pero ¿sigue habiendo escritores que escriben con aquellos cánones? A decir verdad, nunca han faltado los imitadores. ¿Fuera de algunos sucedáneos baratas, aún se puede encontrar libros de realismo mágico que atrapen nuestra atención? Por si la conocías, te presentáremos a una autora que lo ha conseguido.
Salomé Esper
Así es: la escritora se llama Salomé Esper. Nació en Argentina hace casi cuarenta años . Su novela se llama La segunda venida de Hilda Bustamante. Y es una novela que se lee de un tirón, a caballo entre la fábula y la tragedia. Salomé había publicado anteriormente dos libros de poemas y, además de escribir, es editora. Pero lo mejor ha llegado con esta novela maravillosamente escrita y poblada de personajes descritos con tanto humor como dulzura.
Hilda Bustamante tiene 79 años y, como a todas las personas, un día le toca morir. Lo insólito es que un tiempo después Hilda revive en su tumba, logra romper el ataúd y, sin entender bien lo que le está pasando, regresa a su casa, para conmoción de Álvaro, el amor de su vida, de Amelia, su adorada nieta adoptiva, y de las «chicas» de la iglesia, que siempre la consideraron una persona discretamente extraordinaria. Esta novela cuenta la historia de Hilda y el pequeño y maravilloso escándalo de su resurrección.
Otras novelas que demuestran que el realismo mágico está vivo
Solemos pensar en el caribe cuando nos referimos al realismo mágico. Pero también a orillas del cantábrico es posible tejer historias donde la realidad y lo sobrenatural se entrecruzan. Así ocurre en El bosque sabe tu nombre, de Alaitz Leceaga. También la joven Claudia Catalán, nacida en Barcelona en 1991, publicó su primera novela hace dos años: La puerta roja. Un relato de notable calidad que explora el universo de Sacra, una niña con sensibilidad sobrenatural en un contexto de guerra.
García Márquez dijo en cierta ocasión: “Mi problema más importante era destruir la línea de demarcación que separa lo que parece real de lo que parece fantástico”. Más allá de recursos estilísticos más o menos de moda, parece que el colombiano la destruyó para siempre.