Hace ahora más de 50 años, Suecia empezó a preocuparse por aquellas personas que tenían dificultad para entender los textos escritos y, por consiguiente, para integrarse en la sociedad. En su mayoría eran inmigrantes. Fue el primer Estado moderno en poner en marcha esta herramienta democratizadora que hoy conocemos como la lectura fácil. Hubo que esperar hasta 1997 para que se consolidara el primer centro de lectura fácil en este país y la experiencia se extendiera a Noruega y Finlandia.
La lectura fácil en castellano
La primera entidad en preocuparse por facilitar la lectura en España fue la Asociación Lectura Fácil de Cataluña, en el año 2003. Aunque, seamos sinceros, tampoco en esto los europeos “han descubierto el agua caliente”. En muchos países de América Latina, hace décadas que existen organizaciones, en el ámbito de la educación de adultos, dedicadas a facilitar la comunicación escrita entre los neolectores y su entorno. Es el caso del Centro de Comunicación y Capacitación para el Desarrollo de Honduras, Comunica, o el Centro de Intercambio Cultural y Técnico de Nicaragua, que edita la excelente revista Enlace.
En la actualidad, hay varias asociaciones dedicadas a promover la lectura fácil en castellano. Incluso hay una editorial, La mar de fácil, que ha sacado más de 80 títulos adaptados, en todos los idiomas reconocidos por el Estado español (castellano, catalán, euskera y gallego). Un ejemplo es esta guía que enseña a personas con escasa capacidad lectora a identificar el acoso y prevenirlo.
La lectura fácil como herramienta de inclusión
Facilitar la lectura es una herramienta imprescindible para la inclusión de personas con discapacidad intelectual. Pero no solamente de ellas. Pensemos en cuántos inmigrantes, con un conocimiento limitado del idioma, necesitan que los textos que leen no entrañen una dificultad insalvable para integrase en su entorno. Lo mismo ocurre con personas con un bajo grado de alfabetización.
De modo que la lectura fácil se convierte en un instrumento de inclusión tan necesario como es, por ejemplo, la superación de barreras arquitectónicas para aquellas personas con una dificultad de movimiento. En ambos casos, se trata de que todos los ciudadanos y ciudadanas puedan acceder a los mismos servicios que el resto de la población.
Todos necesitamos que nos faciliten la lectura
Pero la lectura fácil no es un tema que solo tenga que ver con quienes tienen un bajo grado de escolaridad, con los inmigrantes o con personas con una discapacidad cognitiva. La Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas, IFLA, afirma que un 30% de la población tiene dificultades para comprender textos escritos. Hablamos de personas con dislexia, con poco interés por la lectura, personas mayores, neolectores, turistas, etc.
Y puede que este estudio se quede corto. ¿Quién no ha tenido problemas para interpretar un texto administrativo? Hay investigaciones que demuestran la dificultad de la mayoría de los ciudadanos para leer determinados textos ¿Por qué no hacer accesible a todas las personas los textos jurídicos, los folletos informativos, las noticias e incluso la literatura?
¿La literatura? Bueno, sí. Andrés Trapiello ha tenido el acierto de sacar una edición de El Quijote para facilitar la lectura de una obra que, a pesar de su innegable prestigio, pocos consiguen leer completa. Claro que es un asunto polémico que algunos rechazan frontalmente. Pero ¿no sería beneficioso que algunas personas con ciertas dificultades de comprensión lectora pudieran acceder a la sabiduría de los clásicos?
Lectura fácil y adecuación de textos
Entonces, ¿beneficia la lectura fácil solo a un sector de la población? ¿O nos beneficia a todos? Probablemente lo segundo.
Es fácil entenderlo con un ejemplo que atañe a nuestra situación actual. En medio de una pandemia como la que estamos viviendo, ¿no sería necesario poner a disposición de todo el mundo una información sencilla, veraz y contrastada, que cualquier persona, sea cual sea su capacidad lectora, pueda entender? Obviamente, cuanto más personas tengamos información clara sobre como combatir la pandemia, más seguridad sentiremos todos. Pero esto mismo que decimos es necesario con otros temas de salud y con cualquier asunto que atañe a la ciudadanía en su conjunto. Como dijo una vez un sabio, no solo tenemos derecho a educación sino también derecho a vivir en una sociedad educada.
Aunque no siempre se tenga en cuenta, la adecuación de textos sigue siendo una necesidad para comunicase de forma eficaz. La adecuación consiste en adaptar correctamente un texto a la situación comunicativa en la que se desarrolla. Es decir, tener en cuenta las normas sociales, el contexto, las características culturales o lingüísticas del destinatario, sus motivaciones, el canal de comunicación que se está empleando, etc.
Por ejemplo, la información que colgamos en una página web debe estar adecuada para que la entiendan sus posibles destinatarios. ¿Usará el mismo lenguaje un bufete de abogados especializado en protección patrimonial que otro cuyos posibles clientes son inmigrantes? Otro ejemplo sería un tríptico informativo. ¿Ha de redactarse igual si está destinado a turistas que si lo van a leer estudiantes universitarios? Pensemos en la memoria de actividades de una organización o entidad. ¿Es lo mismo si sus posibles lectores son miembros de un colegio médico que sin son una comunidad de personas de un barrio marginal, con escasa formación académica?
Qué características tiene un texto adaptado
Un texto adaptado a una lectura fácil debe tener, en primer lugar, una estructura clara y ordenada. Esa es su característica principal. Para conseguirlo, es preciso seleccionar la información relevante y plasmarla en frases sencillas, con un estilo directo y una sintaxis que huya de las complejidades. Esa es la base. Luego, habrá que preocuparse de que indagar en el lenguaje propio de los receptores de un mensaje, en su vocabulario y en su experiencia con los textos escritos.
No hay que renunciar a que el lector pueda ir aumentado sus capacidades. En ese sentido, es importante ofrecer apoyos extra para la comprensión, como es la explicación de términos que son insustituibles. De lo que se trata es de facilitar la comunicación para que nadie se quede excluido.
Un fenómeno que se extiende
Quizás sea en el ámbito educativo donde más tiempo y más esfuerzo se ha dedicado hasta ahora para hacer posible que todos los alumnos, sea cual sea su desarrollo cognitivo y sus antecedentes, accedan a los mismos derechos. La educación inclusiva ha avanzado mucho en los últimos años y, poco a poco se pasa de un paradigma en el que los alumnos tienen que adaptarse a la escuela a otro en que, al menos parcialmente, la escuela ha de tratar también de adaptarse a los educandos y sus diferentes peculiaridades. Pero, poco a poco, esta realidad se está extendiendo a un sinfín de ámbitos.
Por ejemplo, la Fundación ONCE ha impulsado un proyecto denominado Finanzas Inclusivas, que quiere contribuir a que cualquier persona tenga una mayor autonomía financiera. La Junta de Extremadura publicó en 2017 una guía destinada a ayudar a todas las personas a participar en las elecciones democráticas. Planeta Fácil es una web que publica noticias sencillas y comprensibles para cualquier lector; incluye lecturas de libros adaptados, como es “El niño con el pijama de rayas”.
A quién acudir para facilitar la lectura
Cada vez hay más instituciones que se encargan de facilitar la lectura. Entre ellas, destaca la Asociación de Lectura Fácil, una institución creada en 2003, que trabaja con varias administraciones públicas e instituciones.
En Escribir Bien y Claro tenemos también una larga experiencia facilitando la lectura y adecuando textos para su comprensión, tanto en España como en varios países de América Latina. Si tienes interés en que tus textos estén redactados de tal forma que puedan llegar al mayor número de personas posibles, incluidas aquellas con dificultades lectoras o de comprensión, puedes ponerte en contacto con nosotros y te informaremos de nuestros servicios profesionales.
Aquí puedes ver algunos de los trabajado de adecuación que hemos hecho. Tenemos experiencia en adecuar textos que hacer la factura fácil a población campesina, neolectores, personas con pocos estudios, inmigrantes y población en general. Algunos de nuestros trabajos son:
- Textos científicos que necesitan ser divulgados.
- Artículos de periódico o de revista que buscan ser bien entendidos por un público amplio.
- Libros que pretenden llegar a un grupo de destinatarios específicos.
- Comunicaciones de Congresos o Jornadas que quieren ampliar su recepción.
- Circulares informativas, trípticos o folletos orientados a un sector de la población con poca experiencia lectora.
- Información publicitaria (incluidas páginas web) sobre una empresa, un comercio o un servicio profesional.
No lo olvidemos, la lectura fácil es un derecho.