Foto tomada de https://theobjective.com/
Existe un pueblo en la Comunidad de Madrid llamado Colmenar del Arroyo donde los vecinos decidieron un buen día escribir poemas en las paredes. Pero no fue exactamente una invención de ellos. La idea la había tenido hace muchos años el poeta Armando Alanís Pulido, en su Monterrey natal. La idea de Alanís era que, así como la publicidad se difunde sin complejos, la poesía podía también tomar la calle, especialmente en aquellas zonas abandonadas y plagadas de muros semiderruidos, para llenarlas de reflexiones optimistas y cargadas de buenas vibras. Si quieres saber más sobre esta bonita manera de decorar las paredes de una población, a continuación te contamos algunas curiosidades.
Poesía sin fronteras
Luego, la hermosa iniciativa se regó de pueblo en pueblo y de país en país, atravesando todo el continente. Pasó por Perú y Venezuela y llegó hasta Argentina. Allí prendió en San Miguel de Tucumán. Años después llegaría al pequeño pueblo de la sierra oeste de Madrid y a otros pueblos de España. Es cierto que la palabra en las paredes ya había sido ensayada con notable éxito en el Mayo del 68 parisino. Aunque en aquella ocasión las consignas tenían un gran carga política, todo lo contrario que en esta iniciativa, donde los mensajes religiosos y políticos están prohibidos.
Palabras cargadas de futuro en Ciudad Juárez
¿Por qué no llenar los muros de nuestras calles con palabras cargadas de esperanza? En lugares como Ciudad Juárez, al norte de México, una de las urbes más violentas del mundo, cientos de jóvenes se unieron al Movimiento Acción Poética. No reivindican ninguna ideología. Saben que no hay nada más revolucionario que la palabra limpia. En versos que tienden a la concisión, escritos en letra negra sobre fondo blanco, llenan las calles de poesía:
“Mi fantasía textual es que me comas y punto.”
Parece una propuesta ingenua, pero no lo es. Estos jóvenes saben del poder simbólico de las palabras. La poesía asalta la ciudad y las personas tienen nuevos motivos para encontrarse y soñar un futuro.
En Colmenar del Arroyo
Luis Santos, diseñador gráfico que residía en Colmenar del Arroyo, propuso un día de 2003 al ayuntamiento engalanar las paredes del pueblo con poemas. La iniciativa gustó y convenció. Mucha gente llega a este paraje escondido para curiosear y leer genialidades como esta, situada a la puerta de una carnicería:
“Somos carne y besos”
O una ocurrencia de las que despiertan el buen humor:
“La sonrisa es una curva que lo endereza todo”.
Acción poética: la poesía nos salvará de todo
“Hoy no sabía que ponerme, así que me puse feliz”, reza una hermosa frase en un muro de Tudela, Navarra. Los que han tomado este compromiso de llenar las calles de poesía se adscriben a un movimiento que no conoce el desaliento. Su creador, Alanís, consideraba que la poesía “nos salvará de todo”. “Estoy convencido de eso”, proseguía. Quizás sea un poco exagerado su optimismo. Pero más de 50.000 personas en todo el mundo integran este colectivo y sueñan con un mundo mejor que, primero, se refleje en los muros de la ciudades y luego nos cambie a nosotros mismos. Algún día será, sin prisa. Como dice otro maravilloso verso:
“Cuando madures, te espero en los columpios”.