Hoy día 3 de mayo, primer domingo del mes, se celebra en España el Día de la Madre. En algunos países de América Latina, la efeméride será el segundo domingo. Otros países lo celebran el 15 de mayo o en otra fecha, pero casi siempre en este mes. Son tantas las referencias a la madre en la literatura universal, que darían para escribir no un libro sino una biblioteca entera. Pero hay algunas que nos conmueven de especial manera y que Escribir Bien y Claro se complace en compartir con quienes no siguen.
Albert Camus dedicó a su madre El primer hombre. Nada especial si no fuera por que su madre era analfabeta y ni siquiera había podido leer el telegrama en que se le comunicaba la muerte en el frente de batalla de su marido. La suya es una dedicatoria que anticipa un desgarro: “A ti, que no podrás leer jamás este libro”.
Borges tenía una relación tan íntima con su madre que, de acuerdo con uno de sus biógrafos, tan solo excluía el sexo. Tal era así que la primera noche del matrimonio del escritor con Elsa Astete, el primero decidió pasar la noche en casa de su madre, ante la indignación de su flamante esposa.
Luisa Santiaga se llamaba la madre de Gabriel García Márquez. Su historia de amor con un telegrafista inspiró El amor en los tiempos de colera. Sin la invitación a su hijo para que lo acompañara a Arataca a vender la casa de los abuelos, el universo macondiano del premio nobel colombiano, nunca se hubiera recreado tal y como hoy lo conocemos.
Máximo Gorki, con su obra La Madre, o Bertol Brecht y su Madre Coraje, saltan inmediatamente a la memoria cuando rememoramos los rastros de la maternidad en la literatura universal. Pero nosotros, más humildemente, quisiéramos terminar este breve artículo con los versos de “nuestro” Ángel González, evocando a su madre y su miedo a las guerras. Con razón. Como consecuencia de la barbarie de la guerra civil española, tenía un hijo enterrado en una cuneta y otro exiliado en Chile.
Feliz Día de la Madre.
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