Por supuesto que “b” y “v” son letras diferentes. De hecho la primera de ellas, la “b”, procede del alfabeto latino. Remontándonos un poco más atrás, proviene de la “beta” griega y, anteriormente, de la “beth” fenicia. Por su parte, la letra “v” tiene su antecedente más inmediato en la “u” latina. Si seguimos escarbando en su pasado llegaríamos a la “ípsilon” griega e incluso a la “wau” fenicia. Pero la pregunta es: teniendo diferente origen, la «b» y la «v» ¿se pronuncian de forma diferente? Sobre esto hay cierta confusión. Ahora te lo contamos.

Diferencias fonéticas

Muchos años atrás no solo la grafía de estas letras era distinta, sino que a cada letra le correspondía una pronunciación. O sea que, tenían diferente fonética. La “b” era bilabial (juntamos los labios para pronunciarla) y a la “v” labiodental (acercamos el labio inferior a los dientes superiores). Hoy en día estas diferencias fonéticas solo se mantienen en ciertos lugares de España, en la costa mediterránea y en algunos puntos de América, por influencia de lenguas originarias de este continente. Pero, en términos generales, ambas letras se pronuncian igual. Tal es así que la Academia de la Lengua, desde 1911, recomienda no hacer ninguna distinción a la hora de pronunciar ambas letras.

Pasarse de correcto

Aun así, es posible que alguna vez hayas oído a alguien recomendar que diferenciemos la pronunciación de la “b” y de la “v”. Pero en realidad, esta diferencia, que exisitió en el pasado y que ha continuado haciéndose en otras lenguas romances como el francés, en nuestra lengua comenzó a perderse en la Edad Media. Tal es así que gente tan culta como Cervantes o como Quevedo, a la hora de firmar, a veces lo hacían con “b” y otras con “v”. Entonces, dice la Academia de la Lengua, tratar de distinguir la pronunciación de ambas letras es un “prurito de corrección”. Es decir, ser «más papista que el papa”. O pasarse de correcto.

¿Por qué dos letras para un mismo sonido?

Si has llegado leyendo hasta aquí, quizás te estés preguntando por qué, entonces, si estas dos letras se pronuncian igual, tenemos que usar ambas y arriesgarnos a cometer faltas de ortografía. Buena pregunta que no tiene, sin embargo, una respuesta sencilla. Es verdad que en arás de no equivocarse podríamos prescindir para siempre de una de las letras. Pero, por otra parte, el único criterio por el que se rige nuestra lengua para evolucionar no es la simplicidad, también lo es el origen etimológico. Teniendo en cuenta este último, se debe respetar el antecedente del que un vocablo deriva, incluso cuando, como ocurre en este caso, eso pueda generar alguna dificultad de adecuación entre grafía y pronunciación.

Si, como acabamos de ver en estos días, eliminar una tilde causa tanto revuelo, imagínense que ocurriría si pretendiéramos eliminar la “b” o la “v” de nuestro vocabulario… De manera, que sintiéndolo mucho, será necesario seguir aprendiendo reglas ortográficas sobre el uso de estas dos letras. Eso sí, que nadie te diga que pronuncias mal la “b” o la “v”, porque hace muchos años que ambas se pronuncian igual en el castellano más correcto, es decir, ambas se corresponden con un único sonido bilabial sonoro: /b/.