Trampantojo es una palabra que a muchos llama la atención. A algunos nos parece especialmente hermosa, aunque está claro que para gustos hay colores. Lo más probable es que ya sepas qué es un trampantojo: algo imaginario o parcialmente falso. Pero, ¿quieres saber qué significa exactamente y en que contextos está recomendado usarla? ¿Sientes curiosidad por conocer su origen? Si así fuera, te invitamos a seguir leyendo. Como siempre hacemos, trataremos de que la explicación te resulte sencilla y amena. Ya sabes que en nuestro blog nos esmeramos (no siempre lo conseguimos pero lo intentamos) por hacer de la comunicación algo claro y fluido.

Un término relacionado con el arte pictórico

Aunque hoy se utiliza en varios ámbitos, el origen de trampantojo está en el mundo de la pintura. Desde la antigua Grecia, los pintores han buscado siempre la manera de crear efectos imaginarios para hacernos ver en el cuadro algo que en realidad no existe. En Francia, en una exposición de arte celebrada en el siglo XIX, un pintor local ideó un juego visual que asombró a todos los visitantes. Lo llamó un “tompe-l’oeil”. Desde entonces, así se llamó en frances a aquellas técnicas pictóricas que nos hacer ver algo que no existe a base de imaginación y mucho talento. Velázquez ya lo había usado en Las Meninas, una de las obras pictóricas más celebres de la historia del arte, al abrir una puerta al fondo simulando un espacio que, en realidad, no existe. Huyendo de la crítica, del catalán Pere Borrell (1835-1910), es un ejemplo clásico de trampantojo. Es la imagen que ilustra esta entrada. En este cuadro, un niño huye antes de que las críticas acaben con él. Gracias al efecto que genera el marco dorado, el mundo real y el ficticio se confunden. Para quienes estén más interesado, quizás convenga una visita, aunque sea virtual, por la exposición que sobre el trampantojo hay estos días en una de las más importantes pinacotecas del mundo.

El término emigra a otras disciplinas

La trampa para el ojo, o trampantojo, es un invento de la pintura. Pero también estuvo presente en el ánimo de muchos arquitectos. Y de otros creadores. Incluso en política se usa este término para describir engaños que, a pesar de que todos pueden advertir que no son ciertos, funcionan parcialmente. Y es que las ilusiones ópticas a menudo consiguen su objetivo.

Pero entre todas las disciplinas es quizás la gastronomía la que más aprovecha los efectos ópticos para hacernos creer lo que no existe. No busques trampantojos en la cocina tradicional, esencialmente transparente, pero sí en la cocina moderna, que pretende agradar al comensal desde el momento que nos presenta la comida en el plato.

En definitiva, si alguna vez te has preguntado qué es un trampantojo, la RAE, en su diccionario, recoge en una frase lo que nosotros hemos tratado de explicar: «Ilusión óptica o trampa con que se engaña a una persona haciéndole creer que ve algo distinto a lo que en realidad ve».