Hay quien dice que es la palabra más hermosa que tenemos en castellano. Claro que para gustos… los colores. Lo que no cabe duda es que es una palabra con un origen curioso y que ha llegado hasta nosotros a través de extraños vericuetos. Se define así: “Hallazgo valioso al que se llega de manera casual”. Es decir, uno de esos descubrimientos que no se buscan pero que sorprenden nuestra vida y, a menudo, la hacen mejor. Vamos a contarte un poco como la serendipia llegó hasta nosotros desde el lejano oriente.

Sri Lanka

Pues sí, es una palabra que suena a algo exótico, venido de muy lejos. Sri Lanka es una isla del oceano índico que, hace muchos años, se llamaba Ceilán. Hay quien la conoce como “la lágrima” de la India. Mírala en el mapamundi y te explicarás por qué. Situada en un lugar estratégico, es un territorio colmado de todas esas especias y productos tropicales que antaño atrajeron tanto a los europeos: canela, te, café, caucho… Portugal se hizo con ella en el siglo XVI, cuando era una potencia marítima de primer orden. Más adelante, la isla pasaría a ser parte del Imperio Británico y no alcanzaría su independencia hasta bien entrado el siglo XX (1948). Te contamos todo esto porque esta isla, bautizada también como la isla de los mil nombres, fue alguna vez llamada Serendib. Y en ella se desarrolla un cuento persa que se llamó Los tres principes de Serendib. En él, los principes hacen uso de un don muy especial: solucionan problemas a través de descubrimientos inesperados completamente accidentales. Nos vamos acercando.

Horace Walpole

Horace Walpole fue un aristócrata inglés, prominente arquitecto, que, entre otras muchas aficiones, gustaba de escribir largas cartas a sus amigos. En una de ellas, fechada en 1754, usó la palabra serendipia, que dijo haber hallado en la fabula referida arriba, para hablar de hallazgos casuales y sorprendentes que, en ocasiones, moldean nuestro destino. Si te parece exagerado piensa, por ejemplo, en Cristobal Colón. ¿No fue una serendipia la que hizo que el genovés econtrará América en su viaje? Algo parecido le ocurrió a Arquímedes, con su celebre “principio”, a Newton con su manzana, o a Fleming, que decubrió la penicilina por pura casualidad. La coca cola, esa famosa agua carbonatada a lo que muchos son adictos fue poco más que un accidente. Su inventor buscaba un jarabe para mejorar la digestión cuando se dio cuenta de que había descubierto algo refrescante que tenía futuro comercial.

De chiripa

Así, casi de chiripa, de churro o de carambola (palabras sinónimas de serendipia), llegó serendipity a ser un neologismo usado en la lengua inglesa. Y, en las últimas décadas, la palabra empezó a ganar notoriedad también en castellano. En 2014, nuestro Diccionario la incluye. No es una palabra muy usada. Pero ciertamente, merece la pena conocerla. Por su belleza y por su increible historia.